A la derecha de mi semi-dios...

Sentado a la izquierda de mi dios, tranquilo, sin hambre pero sediento, con sueño pero totalmente decanzado. No dejo de mirarlo, observarlo y analizarlo, es bello pero etereo, se que no tiene existencia objetiva, pero no puedo evitar buscarsela cada vez que estoy aqui.

Estoy sentado a la izquierda de mi dios con el deseo de que él se recueste y me pida ayuda...

Tranquilo y pasivo, pero a la vez temerario y tenebroso. Siempre sentado en su trono, en su espacio, mirando al frente, pensando, dejando todo fluir por su mente, cuetionandolo todo, pero con esa mirada vacía que uno sabe que no piensa, solo siente.
Me mira y sonrie, siempre que me mira me sonrie, con esa sonrisa que me hace llorar de alegria, que me hace desear estar vivo nuevamente, pero lamentablemente ya estoy aqui y no hay vuelta atras, no hay más que hacer, no quiero volver ahi, no quiero mas cuestionamiento... dios mio, ¿cuantas veces he repetido estas mismas lineas?.

Me levanto de mi silla y camino, muy lentamente al principio, pero cuando miro atras y veo de lo que me alejo, empiezo a correr rapidamente antes de arrepentirme.
Estos pueden ser mis ultimos pasos de alegria, pero no pudo mantenerme en esta hipocrecia, se que estoy perdiendo mi salvacion, pero tambien a la vez encuentro mi religión...

Se que el tiempo es infinito, pero no se cuanto ha pasado...

Bajando por este oscuro callejon a estas altas horas de la noche, siempre de noche, todo lo que veo y a todo lugar al que voy es de noche. Me encuentro caminando solo, siempre solo, desorientado, siempre desorientado y semi perdido, no por completo, yo elegi este camino, lo odio, lo detesto, pero es mi elección, yo soy lo que me avecina, yo se lo que se me afronta, estoy listo, pero lejos de estar preparado.
Ya no hay mas que pensar, solo encontar un lugar en esta oscura ciudad en donde pueda leer mis pensamientos.

¿Hacia donde voy? ¿Cuanto tiempo quiero caminar? no tiene relevancia, no le creo una importancia, no lo hago, me niego...
Horas, dias, semanas, meses, años, metros, kilometros, nada de eso es relevante ahora.

Solo soy yo, solo soy un campo inerte de pensamientos, sin sentimientos ni emociones, solo frios pensamientos coherentes, relevantes, calculadores que me llevan a saber lo que voy a hacer antes de hacerlo, sin dudas, sin consecuencias... solo soy yo.

La umbrera que me hace cambiar, dejar de pensar, la que actua incoherentemente la llevo en mi corazón y tatuada en el pecho.

Mientras camine por estos valles de las sombras y muerte con la insanta anomalia de sentimientos iluminando mi camino, no sentire angustia, dolor ni miedo, solo la exitacion permanente de saber que conmigo no estoy solo...