lunes, 31 de diciembre de 2007

Una historia de perros, parte 1

Hace un tiempo atrás, cuando los cachorros eran lanzados a las llamas del abismo solo por no ser pura raza, un hombre, un pequeño hombre, rescato a uno de eso pequeños y lo cuido como propio, ocultándolo del ojo discriminador de su alma matter.
Desde la llegaba al hogar de su amo, el perro siempre tubo dificultades para entender el porque de su ocultismo, ya que su dueño nunca le reveló los motivos, solo le decía: "Es el siclo de las cosas mon frère, sólo acéptalo", a lo que el pequeño solo podía mirar con preguntas en su rostro, las que nunca hallarían respuestas.
La mitad de su vida la paso correteando por los abundantes patios de su morada, descubriendo recovecos y pasadizos, viendo la vida florecer a su paso y siendo testigo muchas veces de las torturas de su encuentro con los vivos.
Su amo fue su amor paternal, fue su vida y su cuidado, solo él podía cuidar de él, nadie más.
Pero como todo amor, siempre algo se interpone entre ambos. La misión de vida siempre fue la de morir junto a su dueño, en el mismo lecho y en un mismo tiempo, pero debido a una gran enfermedad, el perro veía su destino truncarse, él gozando de excelente salud, y su amo al borde de una rápida y dolorosa muerte.
No sabe donde, pero el pequeño escucho de una muchacha, una bella ninfa que, según los rumores, era capaz de sanar todo dolor de los humanos. Sin saber para donde, el perro rápidamente se armó de valor, comida y licor y partió en su búsqueda, perdiéndose en la oscuridad del horizonte
.-
El perro avanza lentamente por la nieve que lo cubre todo. Lleva años en su recorrido y aún parece faltarle mucho por recorrer. En su camino lo ha visto todo, desde desiertos floridos, hasta mares en las alturas de la montaña, ríos de sangre, y colmenas de oro sólido. Cientos de personas han visto al perro y el los ha visto a ellos, sin el más mínimo rencor, él las evita y ellos a él con la más completa repulsión.

Sigue en la búsqueda de aquella persona que pueda salvar a su dueño, la enfermedad avanza bruscamente y ya se ha apoderado de la habilidad de pensar racionalmente y no reconoce el bien del mal, no reconoce la buena fortuna de un incidente moral reprochable.
Después de incontables conversaciones con perros locales de todo el mundo, de razas puras y todo conocedoras, que lo envían de un hemisferio a otro, de un pueblo al siguiente, de tiempo y trayecto, el perro llegó al lugar en el que él sabía que se encontraría la salvación de su maestro, dueño de su amor incondicional. Llegó a un pueblo, un pueblo oscuro y neblinoso, el único lugar en el que todos

coincidían que se encontraba lo que él buscaba. Desesperadamente recorrió todas las calles y callejuelas buscándola, a ella, la belleza encarnada. Pero no la encontraba nunca, en este lugar de desoladora tristeza, donde el polvo lo cubre todo, donde no hay rostros ni rastros de gente alguna.
Pero a lo lejos, en una nube de polvo y confeti, el perro siente gritos, irreconocible y solo audibles por el inexperto pero dotado oído que solo un perro sin raza y lleno de mezclas puede tener. Furibundo y sediento de paz, corre hacia esos gritos, dándose cuenta lentamente que son de celebración, de fiesta, de orgía y de pecado.
Acercándose a todo lo que sus cansadas patas le permiten, el perro corre sin mirar atrás, con su lengua totalmente al aire, ojos cerrados y boca abierta, inigualable felicidad.
Pero todo fue en vano, todo se fue cuando escucho un ensordecedor grito de mujeres, seguido por el ruido de una pistola al dispararse. Mientras se acercaba, a paso más lento, más asustado, notó que la neblina se tornaba cada vez mas espesa. Sin embargo ya nada alejaba al perro de su destino. Siguió acercándose cada vez más hacia el sonido, avanzando hasta ver al gran gentío que ocultaba la fuente del disparo. Llantos colmaban el lugar, la alegría que en un minuto se sintió, se escabullo para siempre.
Mientras avanzaba se introdujo en el grupo de gente que gritaba y corría a su alrededor. Siguió caminando hasta que encontró la fuente del sonido. Frente a toda esa gente que gritaba y corría desesperadamente, había de espaldas un hombre, con sus brazos estirados y en una postura firme, cual estatua se mantendría así para siempre. El perro al ponerse frente a esta persona, vio que en sus manos sostenía una humeante arma que apuntaba en dirección a ella.
Ella, la mujer más bella que jamás haya pisado esta tierra, aún con ese agujero sangrante y humeando en su frente, era lo más hermoso que el perro haya visto. Ella que se desmorono y cayó de espaldas al suelo azotando su inerte cuerpo, era la persona que él buscaba, ella era quien podía salvar a su dueño del maleficio de su enfermedad.
Nuevamente la alegría ilumino el rostro del cansado perro...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gostei muito desse post e seu blog é muito interessante, vou passar por aqui sempre =) Depois dá uma passada lá no meu site, que é sobre o CresceNet, espero que goste. O endereço dele é http://www.provedorcrescenet.com . Um abraço.

Anónimo dijo...

...amores perros...


Caro.

Mmmm...

Una pregunta al publico cautivo que nunca observa... ¿Creen que la igualdad de condiciones se aplique a las fuertes emociones sentidas por un perro emotivo con ancias de gato o langosta?... Yo creo que si... Aunque las tildes nunca llegan al final de mi inconsiencia, pero la verdad es que no las quiero, las desecho y me enamoro de las comas, porque ellas sostienen la verdad de lo que leas, y ellas le dan sentido al universo, aunque todos sabemos que el universo no es mas que una combinacion de caracteres comenzando por la letra "u"...
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¡NO SE QUE BUSCO!

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¿Cuantas veces puede un perro ser divido en masas subatomicas sin perder su escencia emotiva-racional?